jueves, 6 de septiembre de 2012

Querida madre

-¿Sabe quién soy?.

Un cuerpo se asomaba de las penumbras, las sombras cubrían su cara mientras ella intentaba zafarse de la silla. Sus ojos se encontraban enganchados por dos grapas en sus cejas, dolía, pero tenía que salir viva de ahí. No sabía cómo había llegado a ese lugar; frente a ella se encontraba una pequeña mesa de color rosa con tazas blancas, con algunos peluches y demás muñecos que parecían observarla; sus manos parecían atadas por un alambre punzante que trataba de cortar poco a poco sus venas en cada movimiento.

-¿Acaso no recuerdas quién soy? -dijo acercándose más.

Aquel extraño llevaba una máscara, simulaba un pequeño puerco, estaba hecha con hojas de papel y cartón, se notaba a leguas que la había pintado con acuarelas, aún tenía algunas marcas sin pintar; su cuerpo pasaba de un metro ochenta y era de aspecto delgado; se encontraba cubierto por una sabana con estampados de conejos, unas largas mechas de cabello de oscuro color caían sobre sus hombros. Se acercaba más y más, no había rastros de luz, ni tan solo una vela, o alguna luciérnaga que pasara por las ventanas de la habitación. Predominaba el aura de oscuridad.

Reconocia aquel lugar, sabia que era, el jardin de preescolar donde solia trabajar de joven, solo que no recordaba quien era la persona que se encontraba en aquel lugar, frente a ella, se acercaba a su cara y podia oler aquel fetido aliento que probenia de entre su boca.-Porfavor dejame ir, yo no te e hecho nada.- Susurraba entre ruegos la ahora anciana, su garganta se encontraba algo seca y casi no podia levantar la voz.

-Claro que has hecho y mucho, tan solo mirame, yo soy la prueba vivinte de tus malditos planes de estudio, maravillosos no crees.- decia sumamente furiosa, su sombra solo se asomaba tomando aquel maravilloso cafe.- ¿Quieres un poco querida Sally?.- La anciana se quedo paralizada, como es que sabia su nombre, se aserco pasando por la penumbra cara a cara.

La mano de aquel ser envuelto entre la sabana de conejos sonrientes abria los labios de la vieja cuidadora, -Te gustará.- Susurro lo desconcido entre las sombras, el cafe ardia y resvalaba por su boca hasta llaegar a su garganta, quemaba como si un fogon pasara por su cuello, un grito sofocante salio desde lo mas profundo de su pecho.

-Duele, ¿cierto?.- Atonita solo con la miraba lloriqueaba como si fuera un bebé esperando su mamila hambriento.- Te e preguntado mujer, y si te pregunto me tienes que contestar.- Dijo enfurecida, sentada sobre aquella mecedora que daba un constante rechinido.- Recuerdo que era lo que decias cuando no aprendiamos a leer rapido, el castigo ¿lo recuerda?, ¿porque mejor no le hago recordar lo que le hacia a unos pequeños niños pobres?- Encendio una vela con una cerilla que estaba cerca, la acerco a su cara, era algo calido, bajo hasta su pecho y de ahi a sus piernas, levanto un poco la falda que tenia puesta y aquel ardiente liquido fue vaciado en su carne, grito un poco, hasta que se secaba y no ardia, vaciaba cada vez mas, en algunos momentos contenia sus alaridos pero no era suficiente para callar su dolor se detuvo un rato y se alejo, empezo a dar vueltas alrededor de Sally, hasta encontrar aquel punto fijo, ella no dejaba de observarla, se detuvo un momento y saco un cigarrillo, lo encendio y empezo a fumar, el humo era fuerte y lo recordaba aquella profesora, se quedo quieta y dejo de lloriquear.-Acaso ¿ya lo recuerdas?.- Hablo desde la mascara que ocultaba su cara, mientras inhalaba el humo.

-Si, claro que si.- Una lagrima destello de sus ojos, asintio una y otra vez, sabia lo que habia hecho recordaba todo.- Si, me merezco todo esto que esta pasando, inclusive ir al infierno, lo siento, por todo lo que hice, hija, Mell, espero que me perdones, espero que...- Aquella mujer dio un fuerte puñetazo en la cara de su madre, algunas gotas de sangre salieron, mientras esta retiraba la mascara que cubria su cara.

Sus ojos aun mantenian ese lado humano, su nariz estaba quebrada y dilatada, tenia varias costuras y cicatrizes en torno a ella, sus mejillas estaban completamente quemadas, al parecer provocadas por cigarro, faltaba parte de su labio inferior al igual que uno de sus oidos, en su frente tenia varias heridas marcadas con la inscripcion "Propiedad de Sally".-Ahora recuerdas, porque lo hiciste, tanto daño incluida yo, tu hija, no te detuviste a pensar si quiera un segundo en los demas solo en ti, no te hagas llamar “Madre” nunca mas, eres solo un trozo de carne con mierda en el cerebro, recuerdo cuando decias , y tu debes muchos castigos.- Tomo entre sus dedos el cigarro del cual estaba fumando, se acerco a su rostro.- Yo tenia una linda cara, hasta que la tocaste.- Lanzo el cigarillo en sus labios y depues en uno de sus parpados, grito lo mas que pudo, experimentaba como habian sufrido varios niños, aquella linda mujer que aseguraba ser protectora de niños, era un monstruo, que ahora suplicaba por su vida o por una muerte sin dolor, al fin y al cabo, ninguna la tendria, Mell se puso de pie, y de un golpe dejo inconciente a su madre.- Ahora sentiras el dolor que tantos niños sufrieron.-

El ruido de una motocicleta la desperto a un era noche y aquella guarderia que en alguna vez trabajo hoy parecia un almacen abandonado, los jugetes parecian observarla y en una pequeña pizarra tenia una inscripcion: "Cuidado donde pisas".

Miles de fotografias cubrian el suelo, eran los rostros del dolor, las victimas inocentes de sus atrozes delitos. Parecia que su pequeña Mell se habia apiadado de ella, estaba suelta y en libertad, al fin, uno de sus tobillos estaba mal, parecia que se lo huvieran cortado, no respondia su pie, el dolor era fuerte al apoyarse.

Tropezo, y su pecho cayo sobre un metal, empezo a activarse cada una de las trampas al contacto, se cerraban con sus colmillos de acero, uno a uno, en sus manos, en sus piernas, brazos, hasta su cara, con el que en el ultimo aliento pudo leer, “Ahora lo vez, ahora lo sientes”.

Tal vez la venganza no sea buena, tal vez no este aprobada por nadie, pero, desahoga, hace que respires, se siente bien cuando sabes que la mierda de persona no respira tu mismo oxigeno, la venganza tal vez funcione en algunas ocaciones, las desiciones son voluntarias y todos hemos tomado las nuestras y para pruebas ahora quedo demostrado ante el crudo recuerdo de una madre, cuyos delitos al final fueron pagados.

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