jueves, 6 de septiembre de 2012

El despertar.

 La ventana se abrió lentamente pero no por completo, un peso la detuvo en el instante en que giraba en sus goznes y no la dejó terminar su camino, la volví a empujar pero ya no avanzaba, se quedó ahí, estática, esperando, yo la miraba, pero ella no me obedecía, salí a mirar que era lo que la estaba deteniendo del otro lado, y la abrir la puerta lo encontré, lo miré fijamente, con incredulidad, incluso con asombro, un profundo miedo se apoderó de mí...

No sé cuanto tiempo pasó, pero el cuerpo seguía ahí, un cuerpo colgando de la ventana del segundo piso, meciéndose suavemente con el viento, como si fuera normal que estuviera ahí, un cuerpo desconocido, un cuerpo sin nombre, un cuerpo el cual algún día tubo vida, un cuerpo sin anónimo...
La escena era patética, yo sentado en la puerta de la casa, y el cuerpo colgando a mi lado, como si fuera mi amigo y nos conociéramos de toda la vida, no había nadie en casa, mis amigos no estaban, salieron, no sé, tal vez lo vieron, pero si así fue ¿porqué lo dejaron?, ¿porqué no me avisaron?, ¿se escaparon?, ¿me lo dejaron a mí?, ¿dónde estaban ahora?, miles de preguntas como esas inundaban mi cabeza, mientras, todo seguía igual, nada cambiaba, yo mirándolo fijamente a él y el respondiéndome la mirada con sus ojos vacíos pero familiares, ¿que significaba esto?, un cadáver ahorcado en la puerta de la casa y yo sin saber que hacer, ¿llamar a la policía?, tal vez, pero sus celulares no estaban, ¿correr por ayuda?, ¿pero y si al volver ya no estaba?, otra ves estaba comenzando a llenarme la cabeza con preguntas sin respuestas cuando pensé en gritar, sería cobarde, pero algo tenía que hacer, trate de pensar pero mi mente estaba turbada por el terror y la incredulidad, a lo mejor era una broma macabra, a uno de mis amigos le encanta el humor negro, pero ¿llegaría a tanto?, y ¿de donde iban a conseguir un muerto?, y ¿si no era real?, ¿si era uno de esos muñecos que son idénticos a las personas que usan en la televisión?, la esperanza iluminó mi rostro, era una broma, no podía ser otra cosa, de seguro mis amigos estaban escondidos esperando mi reacción para reírse de mí, pero como saber... , la única forma era tocarlo para sentir su calor y ver si realmente era un muñeco, pero, ¿sería capaz...?
El tiempo seguía transcurriendo, él y yo, frente a frente, totalmente distintos, pero ¿que hacer?, en un momento de osadía tome su mano y pude notar su frialdad, la solté inmediatamente y un grito subió por mi garganta...
¿Por qué estaba y que hacia ahí?, ¿de donde había salido?, ¿quién era?, las preguntas inundaban nuevamente mi cabeza, no dejándome pensar con claridad, ¿qué diría la cuidadora cuando llegara y viera la escena?, yo ahí sentado y él colgando a mi lado, ¿pensaría k yo lo había empujado o que tenía algo que ver con él? O al igual que yo al principio pensaría que se trataba de una broma macabra?, seguí preguntándome y pensando inútilmente en encontrar respuestas, sin darme cuenta el tiempo seguía trascurriendo...
Me puse de pie y entre en la casa, subí corriendo la escalera y vi que la cuerda estaba atada a la pata de mi cama, ¿cómo lo hizo?, ¿en qué momento?, cómo no me di cuenta si mi sueño no es tan profundo?, bajé y lo volví a mirar, ahora su rostro estaba tomando un color morado pálido, pero aún así su cara me pareció familiar, pero en ese momento no lo pude reconocer, volví a pensar en mis amigos y me di cuenta que al subir no había visto sus cosas, ¿por qué no estaban?, ¿me habían abandonado con ese cuerpo y ahora estaba realmente solo con él?, pero ¿quién era?, ¿porqué su rostro me sonaba tan familiar?, ¿porqué lo reconocía pero no podía dar con su nombre y seguía sin saber quien era?, ¿tendría identificación?, nuevamente el coraje inundo mi cuerpo, sin saber por que Carmina Burana sonaba en mis oídos, respiré hondo y hurgué en sus bolsillos.
Vestía una chaqueta de mezclilla pero en sus bolsillos solo tenía papeles, no tenía cedula de identidad o cualquier otra cosa que lo identificara, seguí revisando todos sus bolsillos inútilmente ya que lo único que encontré fueron conchitas de caracoles, (al menos algo teníamos en común, a ambos nos gustaba el mar, de echo era por eso que habíamos arrendado esta casa, por la necesidad de ver el mar cada cierto tiempo), y boletas, algo de dinero, unas llaves y cosas por el estilo, pero nada que pudiera dar una pista de su identidad, ¿quién era?, ¿porqué estaba ahí?, seguí revisándolo y en sus bolsillos encontré una moneda de a quinientos oxidada, como si hubiera estado enterrada en la arena por mucho tiempo, lo único que lograba encontrar con todo eso eran mas incógnitas, pero al mismo tiempo mas familiar me resultaba su cara, parecía como si cada vez me acercara mas y mas al la solución de la incógnita pero sin darme cuenta, me senté nuevamente jugando con la moneda entre mis dedos, mis amigos pronto llegarían y ellos me ayudarían ¿o no?, lo volví a mirar, cada vez me era mas familiar, de pronto unos rayos de sol iluminaron su rostro por entre las nubes y al verlo note que su expresión era de felicidad, a pesar de estar muerto su rostro era de felicidad, me estremecí al pensar esto y un escalofrió recorrió mi espalda hasta erizar los vellos de mi nuca, seguí contemplándolo por rato que me pareció infinito, de repente recordé la moneda, ¡¡¡era mía¡¡¡, la había encontrado mi novia en la playa el día anterior, ¿porqué la tenía él?, lo miré nuevamente fijamente a sus ojos vacíos...
Reí, lloré y quedé fijamente contemplándolo... , mirándome... , viendo mi cuerpo colgado ahí, frío, pero feliz...

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